Dieffembachia
Esta planta tiene su origen en las selvas vírgenes de
América Central y del Sur. Es una especia
perenne que llega a medir entre 60 y 120 cm de altura según la
variedad. Algunas Dieffembachias pueden
florecer y suelen aparecer en los meses de verano.
No requiere una atención
demasiado exhaustiva, aunque hay que ser precavidos, ya que tiene propiedades
tóxicas., aunque no quiere decir que no la
podamos tener en casa. Después de manipularla lavarnos las manos con abundante
agua y jabón. También podemos usar guantes mientras la manipulamos.
Lo ideal es situarla en un lugar bien
iluminado, pero sin que le directamente el sol, manteniéndola alejada de las corrientes de aire y de focos de calor
potente.
Durante el periodo vegetativo, de
abril a octubre, la regaremos semanalmente, haciendo un aporte quincenal de
fertilizante diluido. En verano los riegos se harán más frecuentes, cuando el
matillo superior se empiece a secar. Será positivo vaporizar el follaje con
agua no caliza y limpiarlo con una esponja húmeda de vez en cuando.
Se multiplica fácilmente por
esqueje apical o de punta. Para realizarlo
se corta la parte superior de una planta cogiendo alguna hoja o con un tallo
provisto de yema. Arraiga de forma rápida en agua, turba o tierra ligera de
semillero. Necesitan calor de fondo de 24 ºC y una humedad de 22 ºC,
protegiéndoles del sol directo. Enraizarán en 4 ó 6 semanas; pasado este
tiempo, las pasaremos a su maceta definitiva, donde podrán mantenerse hasta dos
o tres años.
La falta de luz puede hacer que las hojas nuevas no crezcan o que
directamente no salgan. La solución es ubicarla en un lugar bien iluminado, sin
que incidan los rayos de sol directamente, y suministrándole algún tipo de
abono.
También es posible que nuestra Dieffenbachia pierda
hojas. Si son jóvenes, se deberá a que la temperatura a la que la tenemos
expuesta es muy baja, con aire seco o corrientes de frío. Si, por el contrario,
son maduras, puede ser algo natural, ya que tienden a caer con el paso del
tiempo.